POEMAS ENTRE MUJERES

EL AMOR, EN OCASIONES DUELE,
PERO MUCHO MAS DOLOROSO HUBIESE SIDO,
NO HABER PODIDO CONJUGAR EL VERBO AMAR.

Mabel Escribano


viernes, 30 de marzo de 2012

¡AGUA VA!



No vinieron a verme 

las estrellas del infierno 
tenían prisa por llegar al infinito
montadas en sus monstruos.
Dormía el dolor
de haber nacido sin quererlo
aquellos hierros me nacieron
forzándome como a un animal
destrozándome las sienes.
Y fueron mis enemigos quienes
por parirme fingieron
Agua va al suelo
y se hace barro.

Nadie dijo que amor es obligado
nadie mostró otro amor que el del esfuerzo
y mi sexo fue contrario
y fui desilusión negra sobre un fondo de dolor
sin otra cosa que la mentira.
Agua va al suelo
y se hace barro.

Allí dormía el miedo y yo sin saberlo
mamaba del pecho donde la serpiente
esperaba darme el antídoto
para que fuese hija del veneno
inmune a él pero sutilmente dañina.
Nadie me amo salvo la vida
madreselvas bajo mis pies niños
y la naturaleza abierta de pies y brazos
mostrándome el sexo
que los ángeles dicen no tener.
Agua cae al suelo
y yo juego a hacer barro.

Atrapada en la ira
adiestrada en la espada del silencio
buceando en mi interior
jugando conmigo a solas
a soledades de colores
globos inmensos de ternura
que el odio explota.
Su venganza, la ira de sus senos
contra mi inocencia
de ellos el dolor de la incomprensión
Agua cae al suelo
y yo hago barro.

Aprendo el lento caminar de las mentiras
declaman frases como cotorras
dándoles el aliento que no poseen
mienten cuando hablan
cuando respiran
cuando caminan
Conozco el látigo en la carne
y el hierro regresa a mi piel
la lacera
la daña
y les descubro porque veo sin ojos
oigo sin oídos
escucho y entiendo
aquello que ellos no saben que comprendo.

Agua cae al suelo
y yo modelo el barro
hago una escultura
y soplo...soplo...soplo
cae la casa aunque era de piedra
me han dado la fuerza de sus iras
alimentado el monstruo
nada importa ya salvo aplastar
los pequeños insectos que corren asustados.

Ya no hay agua
no cae a parte alguna
mi alma agoniza y llora
frente a su fin que es el mío.
Los he ahogado
con una sola lágrima.

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